«El deporte es un punto de partida único para las relaciones bilaterales»

Joel Santos es Managing Director en Wakatake Group, una empresa japonesa que desarrolla programas de fútbol base.

Wakatake es partner oficial de LaLiga para el desarrollo del fútbol base y la formación de entrenadores en Japón.

Hablamos con Joel del poder del deporte en la construcción de lazos entre países, del fútbol como proyector de la imagen de España y de las similitudes y diferencias con Japón en la práctica deportiva.

Pregunta: ¿Cómo comenzó tu vinculación con Japón? ¿Por qué empezaste a trabajar con este país y a viajar con frecuencia allí?

Respuesta: Yo trabajaba antes en una empresa estadounidense del mismo tipo de actividad, la organización de programas internacionales de fútbol base. Esta empresa decidió que era el momento de explorar la transferencia del modelo a otros lugares del mundo y yo estuve encargado de abrir otros mercados.

Apareció la oportunidad de viajar a Japón y allí conocí a Takeshi Inakawa, el CEO de Wakatake. Hicimos muy buenas migas tanto en lo personal como en lo profesional, y empezamos un primer proyecto en 2015: llevar un equipo de jugadores japoneses jóvenes a jugar la Donosti Cup. Cuatro o cinco años más tarde, traíamos a 800 o 900 chicos al año.

Así pues, los inicios fueron en mi anterior empresa; hicimos muy buenas migas, desarrollamos un proyecto conjunto. Pero desde hace dos años ya empecé a trabajar con Wakatake directamente. He tenido cada vez más oportunidades de ir allí, lo que ha sido necesario para desarrollar las relaciones entre ambos equipos.

Pregunta: Cuéntanos sobre Wakatake Group. Sois una empresa con profesionales japoneses y españoles que trabajáis en programas deportivos entre ambos países. ¿Cómo surge esta idea? ¿Qué programas tenéis en marcha?

Respuesta: Wakatake ya casi tiene 15 años de actividad. Lo inicia Takeshi Nawaka, que es un explorador, porque fue jugador profesional en Argentina. Si no fue el primer japonés, sí de los primeros que jugó allí. Esta experiencia antes de internet, cambiar Tokio por Chacarita, fue algo de muchísimo impacto.

Cuando vuelve a Japón a inicios de los años 2000, desarrolla el primer proyecto de Wakatake, que son escuelas de fútbol formativo. Hay alrededor de 14 bases, principalmente en las regiones de Kanto y Osaka, y esta primera academia se abre con la idea de exponer a los jugadores a una experiencia similar a la que tuvo Takeshi: explorar el mundo y otras culturas a través del deporte.

A partir de esa raíz común, empezamos a construir programas en otros destinos, con la idea clara de descubrir al jugador y la persona: qué otras áreas de desarrollo se pueden activar cuando explora más allá de su hábitat común.

A través de varios programas, tanto cortos como de más duración, exploramos esta idea: desarrollo de la persona, del jugador, de cultura y de valores a través del fútbol. Esto es algo que hemos vivido los que formamos parte del equipo. Hemos vivido experiencias fuera de nuestras casas usando el fútbol como plataforma de desarrollo.

Pregunta: Hace algo menos de dos años, firmasteis un acuerdo con LaLiga para potenciar el desarrollo de fútbol base en Japón. ¿Qué valoración haces de este acuerdo?

Respuesta: España es nuestra segunda casa y el puente más fuerte que estamos construyendo. Tenemos el honor de ser el primer proyecto que tiene un partnership con La Liga a nivel de fútbol base en Japón, que ya tiene un par de años de vida. La valoración es muy positiva.

LaLiga, como competición y como concepto, está haciendo un trabajo pionero y único, porque otras ligas no creo que tengan esta red de impacto de internacionalizar su marca y su trabajo. A nosotros nos está suponiendo una gran ayuda trabajar junto a ellos, tanto a nivel de márketing como a nivel formativo. La metodología de Laliga se centra en intentar unir todas las características que convierten al fútbol base español en uno de los más exitosos del mundo y llevar esta idea al fútbol base japonés.

Y complementar: son culturas muy diferentes pero muy complementarias. La valoración es muy positiva, tanto trabajando con ellos como trabajando con los clubes. Tenemos ahora mismo unos 60 jugadores formándose permanentemente en España durante toda la temporada, en 12 clubes diferentes, por lo que la relación con el país es muy fuerte.

Pregunta: El fútbol es una de las cosas que más se conoce de España en el extranjero. ¿Cómo ves esto desde tu perspectiva como profesional? ¿Cómo ha ayudado el fútbol en la proyección de España como país en Japón?

Respuesta: Coincido. He tenido la suerte de poder viajar mucho por el mundo. El futbol es, si no la actividad que más contribuye, está muy arriba como uno de los puntos clave de marca España. Como profesional del sector, me genera orgullo. Creo que la calidad humana en el nicho que yo más trabajo, el fútbol base, es enorme. Es un tipo de persona que está aquí por amor a una actividad que se pasa de generación en generación.

Mis recuerdos de infancia más fuertes son de fútbol en familia y con amigos. Esta actividad nos pone en el mapa mundial, y los representantes que tenemos son muy positivos, tanto en fútbol como en otros deportes: Rafa Nadal o Carolina Marín.

España exporta conceptos, personas y valores con mucha personalidad. Esto posibilita que mucha gente en el mundo nos vea y nos siga, y percibe que esos valores que no solo se demuestran hablando, sino siendo: piensan que en España hay personas con valores muy positivos.

Pregunta: Es casi un lugar común hablar de los valores universales del deporte, pero ¿qué puntos comunes y qué diferencias culturales encuentras entre España y Japón en la práctica deportiva?

Respuesta: Aunque pueda sonar un poco mal, veo pocas similitudes. La que sí veo clara, al menos en el fútbol,  es el amor por la actividad. Quizás en España venga más determinada por el ADN de padres a hijos. En Japón esta cultura no está tan instaurada, pero cada día la veo más.

Veo que poco a poco se está desarrollando el fútbol como parte de la cultura: ves chicos jugando por la calle, padres involucrados a nivel familiar. Este motor, interpretado de manera diferente, sería la similitud más grande que veo.

El resto son todo diferencias. Por decir alguna: la comunicación, sin duda, es una de ellas. España tiene un estilo mucho más vocal y expresivo, más pasional. La cultura japonesa, respecto al fútbol y al deporte, es más introvertida.

Una diferencia muy grande es el entrenamiento. En Japón es impresionante la carga de entrenamientos que existe en fútbol base. Hay pocos descansos, se entrena casi todos los días, en la creencia de que el volumen siempre es mejor que quedarse cortos. En España y Europa hay una aproximación a entrenar menos pero con mucho foco y énfasis en la calidad.

Quizás también destacaría que ambas maneras de interpretar el fútbol son muy diferentes. También abren oportunidades de aprendizaje mutuo. En nuestros programas veo que, al haber una interacción, hay aprendizaje por ambas partes. Es algo que nos ha sorprendido gratamente y que nos emociona.

Por ejemplo, cuando vienen chicos a hacer un programa al RC Celta de Vigo, al Real Betis o a la Real Sociedad, no sólo aprenden futbolísticamente. El grupo español, que siempre está expuesto a las mismas costumbres y el mismo entorno, también se ve enriquecido al introducir un elemento diferenciador. En la diferencia está la posibilidad de crecimiento de ambas partes.

Pregunta: Una reflexión final. ¿Cómo crees que puede ayudar el deporte a fomentar las relaciones bilaterales?

Respuesta:  Yo creo que es una actividad única como punto de partida para exploración de las relaciones bilaterales. Al final, las relaciones, y especialmente entre culturas tan diferentes como España y Japón, tratan de buscar los puntos en común. El fútbol es una actividad única en cuanto a reducir diferencias en el campo de juego. Las diferencias se minimizan. Un chico que mide 2 metros, uno que mide 1.60, altos, bajitos, fuertes y no tan fuertes.

Esto lanza un mensaje de igualdad muy claro: en actividades donde se usa el futbol como medio para conectar, establece bases muy positivas a partir de las cuales unir puentes, limar asperezas, crear puntos en común. En definitiva, actividades que se basen en buscar puntos en común y un mensaje de unión, que es un punto de partida muy efectivo para las relaciones bilaterales.