«El sector agroalimentario ha sido el gran beneficiado por el EPA»

Como la reducción arancelaria en algunos productos, por ejemplo los cárnicos, es paulatina en hasta 30 años, sigue habiendo posibilidad de crecimiento en los próximos años conforme la reducción arancelaria se va acumulando. Por el contrario, en la mayoría de productos industriales la reducción arancelaria es menor, ya que se partía de aranceles más bajos, por lo que la mejora de acceso que proporciona el EPA es más limitada.

En el caso concreto de España, ¿cree que las empresas españolas han aprovechado el potencial que ofrece este Acuerdo para fortalecer su posición en Japón?

Como mencionaba, la exportación de productos agroalimentarios ha sido la gran beneficiada por el EPA. Los productos cárnicos, especialmente porcino, han superado los 500 millones de euros anuales y hoy son la primera partida de exportación y casi una quinta parte de las exportaciones españolas a Japón.

No obstante, aunque el impacto del EPA no es tan significativo, algunos sectores industriales en los que existe una participación activa de empresas españolas en las cadenas de valor japonesas han visto consolidada y mejorada sus cifras en el país en los últimos años.

Es el caso particularmente de la industria del automóvil y los componentes de automoción y de la industria farmacéutica y los ingredientes químicos orgánicos. Estos sectores son el segundo y tercer capítulo exportador y contribuyen a que las exportaciones industriales y de tecnología ya superen el 50% del total de ventas españolas en Japón.

¿Cuáles cree que son los principales obstáculos que siguen encontrándose las empresas españolas y europeas para entrar en el mercado japonés o fortalecer su posición en él?

El EPA tiene una serie de mecanismos para reforzar la cooperación regulatoria entre le UE y Japón, que permitirán ir reduciendo los obstáculos y las barreras existentes para el comercio. Hay grupos de trabajo establecidos para avanzar en la armonización regulatoria, por ejemplo en materia de prácticas vinícolas, de estándares fitosanitarios o automovilísticos.

Estas iniciativas son menos inmediatas, pero permitirán ir mejorando las condiciones de acceso al mercado japonés. Pero no hay que olvidar que el EPA no deja de un instrumento, un mecanismo que reduce barreras económicas y regulatorias y crea un marco privilegiado para hacer negocios. Más allá de ese marco de acceso está el esfuerzo comercial de las empresas para aprovecharlo.

En esto, Japón es particularmente complejo, porque existe una lejanía tanto física como cultural que hacer más difícil y caro hacer negocios en el país. Requiere un esfuerzo comercial extra y una mayor presencia en el país de lo que es habitual en otros mercados más próximos a España.

El Acuerdo contempla la relajación de los procedimientos de certificación para exportar a Japón, algo de lo que se habrían beneficiado, especialmente, las empresas del sector agrolimentario. ¿Cómo valora la posición actual de las exportaciones de productos alimentarios españoles (jamón, aceite, vino…) en Japón?

Las cifras del sector agroalimentario español son excelentes. El aceite de oliva va aumentando su presencia en los lineales japoneses y más del 50% del aceite de oliva que se consume en Japón viene de España. La carne de cerdo también es otro capítulo de éxito, España es el primer suministrador europeo del producto. El vino español superó la barrera de los 100 millones de euros en 2019 en Japón. Pero el mercado es extremadamente competitivo y la demanda crece lentamente.

Por el contrario, existen otros segmentos que siguen siendo la tarea pendiente del comercio exterior de productos agroalimentarios. Japón sigue cerrado a productos calificados como afectables por la mosca mediterránea, particularmente los cítricos, pero también algunas partidas tradicionales de productos de la horticultura. Las autoridades japonesas son muy reacias a cerrar protocolos bilaterales para la apertura de estos mercados, pero se está trabajando en ello. Cualquier apertura de la regulación a estos productos supondría automáticamente un aumento de la exportación española.

Japón, a pesar de sus décadas de estancamiento, sigue siendo un país con un alto poder adquisitivo medio y un mercado de un gran tamaño. ¿Qué nuevos sectores de bienes y servicios cree que pueden explotar, a corto y medio plazo, las empresas españolas? ¿Hay todavía terrenos por explorar?

Probablemente España haya llegado tarde al mercado japonés en comparación con nuestros principales competidores europeos, como Francia e Italia. Esto se ve particularmente en los sectores de bienes de consumo (moda, hábitat). En estos sectores sigue habiendo mercado para empresas con productos competitivos y de calidad, pero es un mercado muy maduro y con alto nivel de competencia.

En otros sectores el mercado japonés está menos maduro y las oportunidades de negocio serán importantes en el futuro, aun no siendo nunca un mercado fácil. Es el caso por ejemplo de las energías renovables, de la biotecnología, de muchas actividades de servicios relacionadas con la digitalización (Fintech o salud digital, por ejemplo). En Japón hay que entender el comercio exterior en términos más amplios, más en términos de relaciones económicas que estrictamente comerciales. No es tanto la exportación lo que importa, sino la cooperación empresarial, la inversión directa, las Joint Ventures, el comercio de servicios.